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324: 40 Principios escriturales para un ministerio saludable - Parte 2 - 25/05/2024 - #1300S

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40 Principios escriturales para un ministerio saludable
25/05/2024 – Ayuno congregacional
11. No existe bendición a precio de ganga. Un hombre conducía su automóvil cuando a la vera de la ruta vio dos letreros. El primero decía: ¡la carretera hacia el éxito! Un poco más adelante leyó la inscripción del segundo letrero: ¡prepárese a pagar los peajes! ¡Las bendiciones de Dios cuestan y mucho! Jacob aprendió esta verdad después de haber prevalecido con Dios durante toda una noche. A menudo nos acercamos al Señor con una mentalidad de negocio de ofertas. Ya sea que busquemos un avivamiento, sanidad física o bendición financiera, esperamos obtener lo deseado al precio más bajo en el menor tiempo posible. Y Dios ‘no funciona así’. Ama a Dios por encima de lo que pueda darte. Su presencia vale más que sus regalos. ¡Olvídate de sus manos y busca su rostro!

12. No esperes unción sin evangelización. “Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones... Y les aseguro que estaré con ustedes siempre...”, Mateo 28:19-20 (NVI). Nota el nexo: “vayan y hagan discípulos” y “estaré con ustedes siempre”. Cuando salimos a predicar, Él va con nosotros. Y si no le obedecemos, ¿seguirá con nosotros? Una cosa es segura, la obediencia garantiza la presencia de Dios en nuestras vidas. “Y los discípulos... salieron a anunciar por todas partes las buenas noticias del reino. El Señor Jesús los acompañaba y los ayudaba por medio de señales milagrosas...”, Marcos 16:20 (TLA). Leamos de corrido: “vayan... estaré con ustedes siempre... los discípulos salieron... el Señor Jesús los acompañaba y los ayudaba por medio de señales milagrosas”. La manifiesta presencia de Dios se promete en un contexto de evangelización. ¿Quieres ver milagros? Predica a Jesús. ¿Quieres experimentar la unción y la llenura del Espíritu? Comparte a Cristo. ¡El poder del evangelio sigue a la predicación! ¡La unción se incrementa por medio de la obediencia!

13. Solo tendrás lo que te animes a tomar. “¡Miren, les doy toda esta tierra! Entren y tomen posesión de ella”, Deuteronomio 1:8 (NTV). Cada vez que Dios te de algo, tú tienes que tomarlo. No alcanza con creer que Dios te lo dio, necesitas poseerlo. Dos meses después de que Israel saliera de Egipto llegaron al monte Sinaí donde permanecieron dos años (Éxodo 19:1 y Números 10:11). Transcurrido ese tiempo el Señor les ordenó marchar hacia la tierra prometida por un camino que les llevaría a su glorioso destino en solo once días, Deuteronomio 1:2, 6-8. Sin embargo pasaron 38 largos años antes de que pudieran entrar a Canaán y, aun así, no tomaron TODA la tierra que Dios les había dado. ¿Cuál fue la razón? La incredulidad. “... No pudieron entrar por causa de su incredulidad, Hebreos 3:19 (NVI). ¡La incredulidad nos aleja de Dios y de la ‘tierra prometida’! “... Amados hermanos, ¡cuidado! Asegúrense de que ninguno de ustedes tenga un corazón... incrédulo que los aleje del Dios vivo”, Hebreos 3:12 (NTV). ¡La incredulidad es el peor negocio de la vida!

14. Los silencios de Dios suelen ser una bendición. Existen tres clases de silencios: a) El silencio como consecuencia de la desobediencia. “Y consultó Saúl a Jehová; pero Jehová no le respondió...”, 1º Samuel 28:6. B) El silencio como espera a nuestra obediencia. Cuando Dios nos encomienda algo permanece en silencio hasta tanto hayamos hecho lo que nos mandó. Dios le pidió a Abraham que abandonara su tierra y Dios no volvió a revelársele hasta que él estuvo donde Dios quería que estuviese. Si Dios se ha vuelto mudo y no contesta las oraciones sería bueno preguntarse: ¿he sido obediente en aquello que Dios me pidió? C) El silencio como prueba de nuestra fe. Cuando la mujer sirofencia le pidió a Jesús por la su hija endemoniada “Jesús no le respondió palabra”, Mateo 15:23. Volvió a insistir y Jesús le dijo: “No está bien tomar la comida de los hijos y arrojársela a los perros”, Mateo 15:26 (NTV). ¿Se dio por vencida? No. Ella dijo: “... Hasta a los perros se les permite comer las sobras que caen bajo la mesa de sus amos. —Apreciada mujer —le dijo Jesús—, tu fe es grande. Se te concede lo que pides. Y al instante la hija se sanó”, Mateo 15:27-28 (NTV). No confundas silencio con reprobación. El silencio suele ser una invitación a insistir en nuestras peticiones. La fe es testaruda. La fe insiste, es osada e intrépida. ¿Cuánto estás dispuesto a ‘pagar’ por tu milagro? Nadie que acude a Jesús con fe se vuelve con las manos vacías.

15. Una vida sin oración es una vida sin poder. “Cuando venga sobre ustedes el Espíritu Santo recibirán poder... Entonces los apóstoles volvieron... Cuando llegaron a Jerusalén, subieron al aposento alto... Todos ellos oraban y rogaban a Dios continuamente..., Hechos 1:8-14 (RVC). La única cosa que Jesús dejó cuando ascendió al cielo fue una reunión de oración. El derramamiento del Espíritu Santo y la conversión de 3.000 personas no hubiera sido posible sin oración. ¡Hay poder cuando oramos! Juan Wesley dijo: “Denme cien predicadores que no teman a nada, más que al pecado y que no anhelen ninguna cosa más que a Dios y me importa poco que sean clérigos o laicos, porque solo ellos van a sacudir las puertas del infierno y establecer el Reino de los cielos en la tierra. Dios no hace nada si no es en respuesta a la oración”. La iglesia se debilita sin oración. En Hechos 2, la iglesia oró diez días, Pedro predicó diez minutos y fueron salvas tres mil personas. Hoy en día, la iglesia ora diez minutos, predica diez días, y son salvadas tres.

16. La oración congregacional multiplica el poder espiritual. Pentecostés fue el resultado de una reunión de oración. El segundo gran derramamiento del Espíritu Santo llegó en una reunión de oración: “... Todos juntos alzaron sus voces en oración a Dios... Después de esta oración...todos fueron llenos del Espíritu Santo...”, Hechos 4:24-31 (NTV). El primer trabajo de los discípulos no fue organizar un plan estratégico para conquistar la ciudad ni organizar los ministerios de la incipiente iglesia. Lo único que hicieron fue ministrar a la presencia de Dios mediante la oración de adoración en el aposento alto.Dios bendice cuando sus hijos oran en unidad. Hay bendiciones que llegan como respuestas a oraciones que hacemos en privado y otras que son resultado de oraciones colectivas. Todos se reunían... unidos en oración”, Hechos 1:14 (NTV). Desde el día de Pentecostés no ha habido un solo despertar espiritual que no haya comenzado con la unidad en oración, aunque sea entre dos o tres personas. Ni uno solo de esos sucesos poderosos ha continuado después de que esas reuniones de oración declinaron. Ahora bien, no es lo mismo aposento alto que carpa del encuentro. Moisés se encontraba cara a cara con Dios en la carpa del encuentro, Éxodo 33:7-9. La carpa del encuentro es el lugar privado para la oración. Jesús dijo: “Cuando ores, entra en tu aposento, y con la puerta cerrada ora a tu Padre que está en secreto, y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público”, Mateo 6:6 (RVC). En cambio, en el aposento alto están los creyentes reunidos, unidos en oración. El gran error que hemos cometido fue privatizar la oración descuidando la oración colectiva. Cuando Jesús dijo: “Reciban al Espíritu Santo”, Juan 20:22, los discípulos lo recibieron colectivamente. El primer bautismo del Espíritu Santo entre gentiles vino sobre Cornelio y su familia. Cuando Pablo exhortó a los hermanos de la iglesia de Éfeso a ser llenos del Espíritu Santo los exhortó colectivamente, Efesios 5:18. ¡Cuántas bendiciones nos perdemos por no ejercitarnos en la oración colectiva!

17. Encárgate de atraer a Dios y Dios atraerá a las personas a la salvación. La venida del Espíritu Santo en el aposento alto trajo salvación a todas las personas que se encontraban reunidas. ¡Los discípulos se encargaron de atraer la manifiesta presencia de Dios y Dios se encargó de atraer a las multitudes y darles salvación!“Todos los creyentes se dedicaban... a la oración... Todos los creyentes se reunían en un mismo lugar... Y cada día el Señor agregaba a esa comunidad cristiana los que iban siendo salvos", Hechos 2:42-47 (NTV). Cuando Dios llega, llega con regalos. Encárgate de atraer la presencia de Dios y Él se encargará de bendecir tu vida, familia y ministerio. El mismo principio espiritual se aplica a la iglesia. Más que un programa de evangelización necesitamos a Dios. Cuando la manifiesta presencia de Dios llega, las personas son salvas. Existe una conexión vital entre edificar una iglesia de oración y una iglesia que gana almas. Mientras los discípulos se ocupaban de ministrar a Dios, Dios se encargaba de agrandar la iglesia.

18. Hay batallas que no valen la pena pelear. Una cosa es innegable: vas a tener críticos y gente que no te va a querer. Hay personas que, hagas lo que hagas, nunca les agradarás. Nos gastes ni un minuto en responder a la crítica injusta. No desperdicies tiempo ni energías peleando con ellos. “Evitar la pelea es una señal de honor”, Proverbios 20:3 (NVI). Nehemías decidió no participar de la propuesta de contienda con aquellos que lo injuriaban y criticaban injustamente. Él dijo: “Yo oré”, Nehemías 4:4 (TLA). Cuando Eliab, el hermano mayor de David, lo atacó verbalmente por su decisión de pelear contra el grandote Goliat, David se dio la vuelta y “se alejó de su hermano...”, 1° Samuel 17:30 (TLA). La forma en que respondió David es digna de imitar; evitó la distracción y se enfocó en lo que realmente era importante. En otra oportunidad fue atacado por un hombre que le lanzaba piedras, mientras lo insultaba. Buscaba que David se enojara y respondiera al deseo de pelear. ¿Y qué hizo David? No reaccionó y dijo: “Tal vez el SEÑOR vea con cuánta injusticia me han tratado y me bendiga a causa de estas maldiciones que sufrí hoy”, 1ª Samuel 16:12 (NTV). Frente al ataque del león, la mejor ofensiva consiste en esquivarlo. Recuerda este principio: ¡soportar la acusación falsa es el escalón anterior a la promoción sobrenatural de parte de Dios!

19. La evangelización sin oración no resulta efectiva. Cuando los discípulos comenzaron a predicar fueron perseguidos y encarcelados. “Les ordenaron que nunca más hablaran ni enseñaran en el nombre de Jesús’”, Hechos 4:18 (NTV). Cuando quedaron libres se dirigieron al lugar donde estaban los demás creyentes y TODOS REUNIDOS ORARON: “Señor... escucha sus amenazas y danos a nosotros, tus siervos, mucho valor al predicar tu palabra, Hechos 4:29 (NTV). Advierte la conexión que había entre el aposento alto y la iglesia en las calles. Los apóstoles siempre volvían al lugar donde la iglesia estaba reunida. El gran error que hemos cometido fue enfatizar la evangelización a expensas del aposento alto. ¡Solo un creyente encendido en la presencia de Dios puede alumbrar a otros para Cristo! Enfaticemos este punto. La iglesia nació con unos pocos creyente reunidos, unidos y orando: “Todos se reunían... unidos en oración”, Hechos 1:14 (NTV). Creció a 120 personas y, ¿qué dice la Biblia? Que se reunían para orar, Hechos 2:1. Y todos los reunidos, unidos en oración fueron llenos del Espíritu Santo, Hechos 2:4. Luego Pedro predica y 3.000 personas se convirtieron. Y, ¿qué dice la Biblia? “TODOS los creyentes perseveraban... en la comunión unos con otros... y en las oraciones”, Hechos 2:42 (NTV). La iglesia siguió creciendo hasta alcanzar el número de 5.000 hombres sin contar mujeres y niños, Hechos 4:4. ¿Y qué pasaba con ellos? Seguían reunidos, unidos en oración, Hechos 4:31. ¿Lo ves? La efectividad de la iglesia dependió del aposento alto. Una iglesia reunida y unida en oración, llena del Espíritu Santo y predicando a Cristo en las calles aumentaba en gran número: “... El número de creyentes aumentó en gran manera...”, Hechos 6:7 (NTV). No cabe duda que una iglesia que mantiene activo el aposento alto y predica con denuedo a Cristo es una iglesia en continuo crecimiento.

Bosquejo completo en: www.iglesiadelaciudad.com.ar
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25/05/2024 – Ayuno congregacional
11. No existe bendición a precio de ganga. Un hombre conducía su automóvil cuando a la vera de la ruta vio dos letreros. El primero decía: ¡la carretera hacia el éxito! Un poco más adelante leyó la inscripción del segundo letrero: ¡prepárese a pagar los peajes! ¡Las bendiciones de Dios cuestan y mucho! Jacob aprendió esta verdad después de haber prevalecido con Dios durante toda una noche. A menudo nos acercamos al Señor con una mentalidad de negocio de ofertas. Ya sea que busquemos un avivamiento, sanidad física o bendición financiera, esperamos obtener lo deseado al precio más bajo en el menor tiempo posible. Y Dios ‘no funciona así’. Ama a Dios por encima de lo que pueda darte. Su presencia vale más que sus regalos. ¡Olvídate de sus manos y busca su rostro!

12. No esperes unción sin evangelización. “Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones... Y les aseguro que estaré con ustedes siempre...”, Mateo 28:19-20 (NVI). Nota el nexo: “vayan y hagan discípulos” y “estaré con ustedes siempre”. Cuando salimos a predicar, Él va con nosotros. Y si no le obedecemos, ¿seguirá con nosotros? Una cosa es segura, la obediencia garantiza la presencia de Dios en nuestras vidas. “Y los discípulos... salieron a anunciar por todas partes las buenas noticias del reino. El Señor Jesús los acompañaba y los ayudaba por medio de señales milagrosas...”, Marcos 16:20 (TLA). Leamos de corrido: “vayan... estaré con ustedes siempre... los discípulos salieron... el Señor Jesús los acompañaba y los ayudaba por medio de señales milagrosas”. La manifiesta presencia de Dios se promete en un contexto de evangelización. ¿Quieres ver milagros? Predica a Jesús. ¿Quieres experimentar la unción y la llenura del Espíritu? Comparte a Cristo. ¡El poder del evangelio sigue a la predicación! ¡La unción se incrementa por medio de la obediencia!

13. Solo tendrás lo que te animes a tomar. “¡Miren, les doy toda esta tierra! Entren y tomen posesión de ella”, Deuteronomio 1:8 (NTV). Cada vez que Dios te de algo, tú tienes que tomarlo. No alcanza con creer que Dios te lo dio, necesitas poseerlo. Dos meses después de que Israel saliera de Egipto llegaron al monte Sinaí donde permanecieron dos años (Éxodo 19:1 y Números 10:11). Transcurrido ese tiempo el Señor les ordenó marchar hacia la tierra prometida por un camino que les llevaría a su glorioso destino en solo once días, Deuteronomio 1:2, 6-8. Sin embargo pasaron 38 largos años antes de que pudieran entrar a Canaán y, aun así, no tomaron TODA la tierra que Dios les había dado. ¿Cuál fue la razón? La incredulidad. “... No pudieron entrar por causa de su incredulidad, Hebreos 3:19 (NVI). ¡La incredulidad nos aleja de Dios y de la ‘tierra prometida’! “... Amados hermanos, ¡cuidado! Asegúrense de que ninguno de ustedes tenga un corazón... incrédulo que los aleje del Dios vivo”, Hebreos 3:12 (NTV). ¡La incredulidad es el peor negocio de la vida!

14. Los silencios de Dios suelen ser una bendición. Existen tres clases de silencios: a) El silencio como consecuencia de la desobediencia. “Y consultó Saúl a Jehová; pero Jehová no le respondió...”, 1º Samuel 28:6. B) El silencio como espera a nuestra obediencia. Cuando Dios nos encomienda algo permanece en silencio hasta tanto hayamos hecho lo que nos mandó. Dios le pidió a Abraham que abandonara su tierra y Dios no volvió a revelársele hasta que él estuvo donde Dios quería que estuviese. Si Dios se ha vuelto mudo y no contesta las oraciones sería bueno preguntarse: ¿he sido obediente en aquello que Dios me pidió? C) El silencio como prueba de nuestra fe. Cuando la mujer sirofencia le pidió a Jesús por la su hija endemoniada “Jesús no le respondió palabra”, Mateo 15:23. Volvió a insistir y Jesús le dijo: “No está bien tomar la comida de los hijos y arrojársela a los perros”, Mateo 15:26 (NTV). ¿Se dio por vencida? No. Ella dijo: “... Hasta a los perros se les permite comer las sobras que caen bajo la mesa de sus amos. —Apreciada mujer —le dijo Jesús—, tu fe es grande. Se te concede lo que pides. Y al instante la hija se sanó”, Mateo 15:27-28 (NTV). No confundas silencio con reprobación. El silencio suele ser una invitación a insistir en nuestras peticiones. La fe es testaruda. La fe insiste, es osada e intrépida. ¿Cuánto estás dispuesto a ‘pagar’ por tu milagro? Nadie que acude a Jesús con fe se vuelve con las manos vacías.

15. Una vida sin oración es una vida sin poder. “Cuando venga sobre ustedes el Espíritu Santo recibirán poder... Entonces los apóstoles volvieron... Cuando llegaron a Jerusalén, subieron al aposento alto... Todos ellos oraban y rogaban a Dios continuamente..., Hechos 1:8-14 (RVC). La única cosa que Jesús dejó cuando ascendió al cielo fue una reunión de oración. El derramamiento del Espíritu Santo y la conversión de 3.000 personas no hubiera sido posible sin oración. ¡Hay poder cuando oramos! Juan Wesley dijo: “Denme cien predicadores que no teman a nada, más que al pecado y que no anhelen ninguna cosa más que a Dios y me importa poco que sean clérigos o laicos, porque solo ellos van a sacudir las puertas del infierno y establecer el Reino de los cielos en la tierra. Dios no hace nada si no es en respuesta a la oración”. La iglesia se debilita sin oración. En Hechos 2, la iglesia oró diez días, Pedro predicó diez minutos y fueron salvas tres mil personas. Hoy en día, la iglesia ora diez minutos, predica diez días, y son salvadas tres.

16. La oración congregacional multiplica el poder espiritual. Pentecostés fue el resultado de una reunión de oración. El segundo gran derramamiento del Espíritu Santo llegó en una reunión de oración: “... Todos juntos alzaron sus voces en oración a Dios... Después de esta oración...todos fueron llenos del Espíritu Santo...”, Hechos 4:24-31 (NTV). El primer trabajo de los discípulos no fue organizar un plan estratégico para conquistar la ciudad ni organizar los ministerios de la incipiente iglesia. Lo único que hicieron fue ministrar a la presencia de Dios mediante la oración de adoración en el aposento alto.Dios bendice cuando sus hijos oran en unidad. Hay bendiciones que llegan como respuestas a oraciones que hacemos en privado y otras que son resultado de oraciones colectivas. Todos se reunían... unidos en oración”, Hechos 1:14 (NTV). Desde el día de Pentecostés no ha habido un solo despertar espiritual que no haya comenzado con la unidad en oración, aunque sea entre dos o tres personas. Ni uno solo de esos sucesos poderosos ha continuado después de que esas reuniones de oración declinaron. Ahora bien, no es lo mismo aposento alto que carpa del encuentro. Moisés se encontraba cara a cara con Dios en la carpa del encuentro, Éxodo 33:7-9. La carpa del encuentro es el lugar privado para la oración. Jesús dijo: “Cuando ores, entra en tu aposento, y con la puerta cerrada ora a tu Padre que está en secreto, y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público”, Mateo 6:6 (RVC). En cambio, en el aposento alto están los creyentes reunidos, unidos en oración. El gran error que hemos cometido fue privatizar la oración descuidando la oración colectiva. Cuando Jesús dijo: “Reciban al Espíritu Santo”, Juan 20:22, los discípulos lo recibieron colectivamente. El primer bautismo del Espíritu Santo entre gentiles vino sobre Cornelio y su familia. Cuando Pablo exhortó a los hermanos de la iglesia de Éfeso a ser llenos del Espíritu Santo los exhortó colectivamente, Efesios 5:18. ¡Cuántas bendiciones nos perdemos por no ejercitarnos en la oración colectiva!

17. Encárgate de atraer a Dios y Dios atraerá a las personas a la salvación. La venida del Espíritu Santo en el aposento alto trajo salvación a todas las personas que se encontraban reunidas. ¡Los discípulos se encargaron de atraer la manifiesta presencia de Dios y Dios se encargó de atraer a las multitudes y darles salvación!“Todos los creyentes se dedicaban... a la oración... Todos los creyentes se reunían en un mismo lugar... Y cada día el Señor agregaba a esa comunidad cristiana los que iban siendo salvos", Hechos 2:42-47 (NTV). Cuando Dios llega, llega con regalos. Encárgate de atraer la presencia de Dios y Él se encargará de bendecir tu vida, familia y ministerio. El mismo principio espiritual se aplica a la iglesia. Más que un programa de evangelización necesitamos a Dios. Cuando la manifiesta presencia de Dios llega, las personas son salvas. Existe una conexión vital entre edificar una iglesia de oración y una iglesia que gana almas. Mientras los discípulos se ocupaban de ministrar a Dios, Dios se encargaba de agrandar la iglesia.

18. Hay batallas que no valen la pena pelear. Una cosa es innegable: vas a tener críticos y gente que no te va a querer. Hay personas que, hagas lo que hagas, nunca les agradarás. Nos gastes ni un minuto en responder a la crítica injusta. No desperdicies tiempo ni energías peleando con ellos. “Evitar la pelea es una señal de honor”, Proverbios 20:3 (NVI). Nehemías decidió no participar de la propuesta de contienda con aquellos que lo injuriaban y criticaban injustamente. Él dijo: “Yo oré”, Nehemías 4:4 (TLA). Cuando Eliab, el hermano mayor de David, lo atacó verbalmente por su decisión de pelear contra el grandote Goliat, David se dio la vuelta y “se alejó de su hermano...”, 1° Samuel 17:30 (TLA). La forma en que respondió David es digna de imitar; evitó la distracción y se enfocó en lo que realmente era importante. En otra oportunidad fue atacado por un hombre que le lanzaba piedras, mientras lo insultaba. Buscaba que David se enojara y respondiera al deseo de pelear. ¿Y qué hizo David? No reaccionó y dijo: “Tal vez el SEÑOR vea con cuánta injusticia me han tratado y me bendiga a causa de estas maldiciones que sufrí hoy”, 1ª Samuel 16:12 (NTV). Frente al ataque del león, la mejor ofensiva consiste en esquivarlo. Recuerda este principio: ¡soportar la acusación falsa es el escalón anterior a la promoción sobrenatural de parte de Dios!

19. La evangelización sin oración no resulta efectiva. Cuando los discípulos comenzaron a predicar fueron perseguidos y encarcelados. “Les ordenaron que nunca más hablaran ni enseñaran en el nombre de Jesús’”, Hechos 4:18 (NTV). Cuando quedaron libres se dirigieron al lugar donde estaban los demás creyentes y TODOS REUNIDOS ORARON: “Señor... escucha sus amenazas y danos a nosotros, tus siervos, mucho valor al predicar tu palabra, Hechos 4:29 (NTV). Advierte la conexión que había entre el aposento alto y la iglesia en las calles. Los apóstoles siempre volvían al lugar donde la iglesia estaba reunida. El gran error que hemos cometido fue enfatizar la evangelización a expensas del aposento alto. ¡Solo un creyente encendido en la presencia de Dios puede alumbrar a otros para Cristo! Enfaticemos este punto. La iglesia nació con unos pocos creyente reunidos, unidos y orando: “Todos se reunían... unidos en oración”, Hechos 1:14 (NTV). Creció a 120 personas y, ¿qué dice la Biblia? Que se reunían para orar, Hechos 2:1. Y todos los reunidos, unidos en oración fueron llenos del Espíritu Santo, Hechos 2:4. Luego Pedro predica y 3.000 personas se convirtieron. Y, ¿qué dice la Biblia? “TODOS los creyentes perseveraban... en la comunión unos con otros... y en las oraciones”, Hechos 2:42 (NTV). La iglesia siguió creciendo hasta alcanzar el número de 5.000 hombres sin contar mujeres y niños, Hechos 4:4. ¿Y qué pasaba con ellos? Seguían reunidos, unidos en oración, Hechos 4:31. ¿Lo ves? La efectividad de la iglesia dependió del aposento alto. Una iglesia reunida y unida en oración, llena del Espíritu Santo y predicando a Cristo en las calles aumentaba en gran número: “... El número de creyentes aumentó en gran manera...”, Hechos 6:7 (NTV). No cabe duda que una iglesia que mantiene activo el aposento alto y predica con denuedo a Cristo es una iglesia en continuo crecimiento.

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